Con los
años vamos perdiendo la inocencia, que no es otra cosa que la sabiduría que nos
regaló Dios.
Primera
historia: Al autor
y orador Leo Buscaglia se le solicitó una vez que fuera parte del jurado en un
concurso. El propósito del concurso era encontrar al niño más cariñoso.
El ganador
fue una niña, amiga de un vecino cuya esposa había fallecido recientemente. La
niña, al ver a su vecino llorar en el patio de su casa, se acercó y se sentó en
su regazo.
Cuando su mamá le preguntó qué
le había dicho al vecino, la niña le contestó: "Nada, sólo le ayudé a
llorar".
Segunda
historia: Una maestra estaba estudiando
con su grupo de primer grado la pintura de una familia. En la pintura había una
niña que tenía el cabello de color diferente al del resto de los miembros de la
familia.
Uno de los niños del grupo sugirió que la niña de la
pintura era adoptada. Entonces, una niña del grupo le dijo: "Yo sé todo
de adopciones porque yo soy adoptada".“¿Qué significa ser adoptado?"
preguntó otro niño.
"Significa“ - dijo la
niña – "que tú creces en el corazón de tu mamá en lugar de crecer en su vientre".
Tercera
historia: Una niña estaba intentando conseguir una parte en una
obra en la escuela. Su mamá contaba que la niña había puesto su corazón en ello
y ella temía que no fuera elegida.
El día que las partes de la obra fueron repartidas, yo
estaba en la escuela. La niña salió corriendo con los ojos brillantes, con
orgullo y emoción. "Adivina qué mamá" gritó y luego dijo las palabras que
permanecerán como una lección para mi: “He sido elegida para aplaudir y
animar".
Cuarta
historia: Una niña estaba parada frente a una tienda de zapatos
en una calle, descalza, apuntando a través de la ventana y temblando de frío.
Una señora se acercó a ella y le dijo:"Mi pequeña amiga, ¿qué estas
mirando con tanto interés en esa ventana?"."Le estaba pidiendo a Dios
que me diera un par de zapatos", fue la respuesta de la niña.
La señora la tomó de la mano y entraron en la tienda.
Le pidió al empleado media docena de pares de calcetines para la niña. Preguntó
si podía darle un recipiente con agua y una toalla. El empleado le trajo lo que
pidió. Ella llevó a la niñ a la parte trasera de la tienda le lavó los pies y
se los secó.
El empleado llegó con los calcetines. La señora le
puso un par a la niña y le compró un par de zapatos. Le acarició la cabeza y le
dijo: ¡No hay duda pequeña amiga que te sientes mas cómoda ahora!".
Cuando ella daba la vuelta para irse, la niña le
agarró la mano y mirándola con lágrimas en los ojos, le preguntó: ¿Es usted
la esposa de Dios?".
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