Pórtate bien con todo el
mundo.
Hazte querer y respetar
de todos (superiores, iguales e inferiores)
Si has de destacarte en
algo, que sea por justo, bondadoso y serio en tus asuntos.
Procura cumplir siempre
con tus deberes civiles y religiosos.
Cuando tengas que
decidir sobre cualquier asunto, procura elegir un momento en que no intervenga
el odio o el mal humor: espera la calma.
Sé comprensivo y
bondadoso en todas las circunstancias y no olvides aquel refrán: “haz bien y no
mires a quien”
Haz con los demás lo que
quisieras hicieran contigo.
Huye de las situaciones
rígidas, sé flexible, adaptándote a las circunstancias justas.
En las grandes
decisiones que se te puedan presentar en la vida, elige siempre el camino que
te marque el honor: Entre todas las satisfacciones, busca siempre la más
hermosa de todas: “la del deber cumplido”.
Y haz del cumplimiento
del deber un santuario donde se condensen las virtudes del hombre honrado.
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