Sonríe, muestra lo que eres sin miedo. Las personas necesitan ver caras
sonrientes. La muerte no nos roba los seres
amados. Al contrario, nos los guarda y nos los inmortaliza en el recuerdo. La
vida sí que nos los roba muchas veces y definitivamente.
Los amigos que tienes y cuya amistad ya has puesto a prueba, engánchalos
a tu alma con ganchos de acero. Si sientes que
todo perdió su sentido, siempre habrá un amigo; esa persona con la que se puede
pensar en voz alta.
Cuando todos los días
resultan iguales es porque el hombre ha dejado de percibir las cosas buenas que
surgen en su vida.
La felicidad es interior, no
exterior; por lo tanto, no depende de lo que tenemos, sino de lo que somos.
Eres algo más que tu cerebro
o tu cuerpo, tu verdadera esencia es tu alma, que es eterna.
El sabio no se sienta para
lamentarse, sino que se pone alegremente a su tarea de reparar el daño hecho.
El único símbolo de
superioridad que conozco es la bondad.
No pidas a Dios una carga
ligera para tus hombros; pídele unos hombros fuertes para soportar la carga
Si ayudo a una sola persona a
tener esperanza, no habré vivido en vano.
Por muy larga que sea la
tormenta, el sol siempre vuelve a brillar entre las nubes.
Cuando la muerte se precipita
sobre el hombre, la parte mortal se extingue; pero el principio inmortal se
retira y se aleja sano y salvo.
La amistad es más difícil y más
rara que el amor. Por eso, hay que salvarla como sea
Sólo cerrando las puertas
detrás de uno, se abren ventanas hacia el porvenir.
Compañero, el Dios en Quién
yo creo, no nos manda el problema, sino la fuerza para sobrellevarlo.
Mi querido amigo, que ante la adversidad, exista siempre una luz que
ilumine tu camino y el de todas las personas que te rodean
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