La cabeza
orienta la vida, pero el corazón la mueve. La inteligencia es buena para pensar
las cosas, pero pensarlas no basta para hacerlas.
Los siete
pecados capitales explican más de la mitad de la conducta humana, porque es más
fácil caer en la tentación que ser bueno.
La inteligencia
es más cobarde que el corazón porque calcula el daño. Por eso, las madres
defendiendo a sus hijos son más valientes que los intelectuales defendiendo sus
ideas.
La libertad
no consiste en elegir sino en pensar lo que se va a elegir.
Cuando el
cuerpo pierde vigor, la mente tiende a ponerse a su servicio. Se necesita mucho
corazón para evitarlo.
Del libro Aforismos. Juan Luis Lorda. Ed. Rialp
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