Una vez me hicieron notar que los barcos si quieren
llegar al puerto fijado tienen que rectificar muchas veces el rumbo, las olas,
las mareas, los vientos pueden desviarle imperceptiblemente de la ruta fijada y
si el capitán no rectifica el rumbo corre el riesgo de no llegar a su destino.
Pienso que algo semejante nos pasa a las personas, en
algunos momentos de nuestra vida fijamos nuestros objetivos, lo que queremos
ser, lo que queremos hacer, a donde queremos llegar, pero no basta con haber
adoptado esas decisiones porque también nosotros sufrimos reveses,
contratiempos, cambios de planes y tenemos que ajustar nuestros objetivos
pequeños y grandes.
Rectificar es de sabios, empecinarse de lo contrario. A
veces surgen nuevos datos, se abren nuevas perspectivas y debemos volver a
pensar o incluso a abandonar un plan y cambiarlo por otro. No es ausencia de
convicciones, es flexibilidad y la vida diaria exige flexibilidad.
Hay un nuevo letrero en el lateral de este blog que dice
así: "cambia tus hojas pero no pierdas tus raíces. Cambia de opinión pero
no pierdas tus principios". De eso se trata, de aprender a distinguir lo
cambiante de lo esencial, lo primero se cambia rápido, lo esencial, lo
importante tiene que perdurar y tenemos que aprender a defenderlo, pero nunca hagamos lo contrario: seamos personas de convicciones firmes.
Desde luego, estoy de acuerdo, la vida no va llevando por caminos que a lo mejor no son los que hubiésemos pensado pero siempre firmes en nuestros principios.
ResponderEliminarFeliz Domingo!
http://quedateenminube.blogspot.com.es/
Muchas gracias, tus comentarios me gustan mucho. Un bs
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