Para aquellos que me lean y no sean españoles aclaro lo que quiere decir
esta expresión coloquial, podría ser sinónimo de falta de madurez,
irresponsabilidad, estar crudo o poco hecho como persona; en definitiva, ser
inmaduro.
Escribo cuando han pasado diez días del horrible accidente que en España se
ha llevado la vida de setenta y nueve personas, más un sinfín de heridos,
algunos de ellos muy críticos. No voy a entrar en el deporte nacional de buscar
rápidamente culpables para condenarles sin piedad, pero sí me choca los
comentarios que en una determinada red social hacía un maquinista de renfe
presumiendo de las velocidades desorbitadas que lograba alcanzar; ¿se daba
cuenta ese hombre que jugaba con la vida de las personas que llevaba?, ¿nos
damos cuenta cada uno que nuestros comportamientos a veces irresponsables
pueden ocasionar mucho mal físico o moral a los demás?. Nos lamentamos cuando
suceden las desgracias, pero, ¿pensamos que sí tuviéramos más fuste algunas las
podríamos evitar?.
Me gustaría hacer recapacitar a mis lectores cómo este ambiente de
superficialidad, de frivolidad, de simpleza orquestado por unos y fomentado y
seguido por una gran mayoría puede tener, está teniendo unas consecuencias que
se vuelven contra la sociedad que lo ha creado.
Este ambiente de frivolidad, de estulticia no sale solo, se fomenta por
medio de la TV que nos ofrece unos modelos de comportamiento que no son tales;
leyes inmorales que frivolizan con el matrimonio, la sexualidad, etc. la
prensa, películas, juegos, etc.; se fomenta un afán de competición en lo malo y
a veces somos tan inconscientes y tan miopes que no sabemos ver las
consecuencias. Dios nos da un tiempo de vida para aprovecharlo y por desgracia
muchas veces nos dejamos influir por la moda imperante y atontante y nos
dedicamos a jugar con las personas y con nosotros mismos; tenemos una visión
superficial de las cosas que espanta.
¿Nos hemos parado a pensar en esas personas ya desaparecidas que
emprendieron sin saberlo su último viaje?. Con toda seguridad cualquier día
seremos tú y yo los que agotemos nuestro tiempo, ¿lo habremos sabido
aprovechar?
Me gustaría que pensáramos sobre ello y sacáramos consecuencias para
rectificar el rumbo.
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