Procuremos que haya más oraciones y menos batallas.
No es la violencia la que puede todo, sino el amor.
Amar significa viajar, correr con el corazón hacia el objeto amado.
El señor nos ha dado este cuerpo, animado de un alma inteligente, y una
bella voluntad. Y ha dicho: esta máquina es buena, pero trátala bien.
No realizo una acción, si antes no la quiero; no la quiero, si antes no la
deseo; no la deseo, si antes alguien no me la ha presentado como deseable y
simpática.
“El amor a Dios es también viaje
misterioso, es decir, uno no lo emprende si Dios no toma la iniciativa primero.
Ésto quiere decir, amar a Dios no poco sino muchísimo;
no detenerse en el punto a que se ha llegado sino, con su ayuda, avanzar en el
amor”.
“El poder político, católico o no, ni puede obligar a abrazar la fe
religiosa que no gusta, ni puede impedir abrazar y profesar una fe que gusta”.
“Después del tercer escrutinio, me
habría gustado desaparecer sin llamar la atención”.
“Usted, Eminencia, ha sido un
profeta pero mi pontificado será breve”.
“Estoy pensando en estos días que
conmigo el Señor actúa un viejo sistema suyo: toma a los pequeños del fango de
la calle y los pone en alto; toma a la gente de los campos, de las redes del
mar, del lago, y hace de ellos apóstoles. Es su viejo sistema”.
“Personalmente, cuando hablo solo
con Dios y la Virgen, más que adulto prefiero sentirme niño. La mitra, el
solideo, el anillo desaparecen; mando de vacaciones al adulto y también al
obispo, para abandonarme a la ternura espontánea que tiene un niño delante de
papá y mamá. El rosario, oración simple y fácil, a su vez, me ayuda a ser niño
y no me avergüenzo de ello en absoluto”
“Amar significa viajar, correr con el corazón hacia el objeto amado. Amar
a Dios es, por tanto, viajar con el corazón hacia Dios”.
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