La lógica
mundana nos empuja hacia el éxito, el dominio, el dinero; la lógica de Dios,
hacia la humildad, el servicio y el amor.
El
verdadero poder es el servicio. El Papa ha de servir a todos, especialmente a
los más pobres, los más débiles, los más pequeños.
Acojamos
a Cristo en nuestra vida, ocupémonos unos de otros, respetemos la creación con
amor.
Dios
nos ama. No tengamos miedo de amarlo. La fe se profesa con la boca y con el
corazón, con la palabra y con el amor.
Ser
cristianos no se reduce a seguir los mandamientos, sino a dejar que Cristo tome
posesión de nuestra vida y la transforme.
Que
hermosa es la mirada de Jesús sobre nosotros, cuánta ternura. No perdamos nunca
la confianza en la paciente misericordia de Dios.
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