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ALGUNAS CLAVES
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Facilitar motivos que lleven a entender
que merece la pena hacer cosas que suponen un esfuerzo o evitar aquellas que,
aunque produzcan una satisfacción inmediata, a la larga resultan perjudiciales.
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Crear
un clima familiar de exigencia que favorezca comprender que todo lo que
vale cuesta y ayude a asimilar razones por las que es necesario
sobreponerse a los dictados de la ley del gusto.
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Proporcionar
a los hijos responsabilidades que les lleven a ilusionarse con el
esfuerzo.
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Acostumbrar a los hijos a resistir ante
aquellas situaciones que, siendo necesarias o inevitables, resultan
desagradables. No asustarse cuando los hijos tengan que soportar
pequeños sufrimientos.
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Aceptar a
los hijos como son sin ilusionarnos con metas inalcanzables. Fomentar el
conocimiento propio de los hijos en relación a las propias capacidades o
limitaciones.
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Encauzar
los grandes ideales adolescentes proponiéndoles fines adecuados.
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Evitar
delante de los hijos las reacciones de desagrado y las quejas ante los contratiempos.
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Si nuestros hijos se ven privados de los
esfuerzos, los retos y las exigencias, llegarán a la adolescencia, con su
crisis de madurez y no estarán dotados de energía interior para superar las
dificultades.
•
Nos
encontraremos con que o no se dejan exigir, o - aunque entiendan lo que les
decimos y deseasen actuar así - no tienen la fuerza y el entrenamiento
necesario para conseguir las metas que se proponen.
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Si no les hemos privado de esfuerzos, retos y
exigencias …….
•
…LLEGARAN ALTO
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