Cuentan
que estaban dos amigos hablando y uno le decía al otro:
“He hecho un curso estupendo, excepcional
dirigido a que pierdas las ganas de fumar”; el amigo le contesta: “Sí, pero tú estás fumando…”. Y el otro
le dice: “Sí, pero sin ganas”.
Cuento
el chiste por dos motivos, uno para que se ría la persona que lo lea, reír es
muy sano; el otro motivo es para que reflexionemos porque a veces nos puede
pasar lo mismo o similar. No hacemos lo que debemos hacer pero siempre tenemos
la excusa en los labios. Nuestro amigo del chiste seguía fumando, mucho curso
pero inútil en los resultados, como bien se ve se engaña a sí mismo: ¿fumar?,
sigue fumando, pero sin ganas.
Decía
que a nosotros nos pasa muchas veces igual, tiramos de excusas con bastante
facilidad; en este mismo blog (cfr. Día
14-11-2012. ¿Tenemos un agente de FBI dentro?. Etiqueta: Sabiduría), decía que a veces tenemos
complejo de agente de FBI porque siempre buscamos culpables para nuestra propia
incapacidad. El asunto es no coger el toro por los cuernos, no enfrentarnos a
nosotros mismos o a las personas claramente. Aclaro que la palabra
enfrentamiento no la utilizo en sentido de lucha, pelea o discusión; más bien
la empleo como sinónimo de valentía y fortaleza. Las dos virtudes nos hacen falta
en la vida no sólo con los demás sino fundamentalmente con nosotros mismos;
nadie da lo que no tiene y el peor enemigo que tenemos somos nosotros mismos.
Si intentáramos ser sinceros, claros, en primer lugar cada uno consigo mismo,
acostumbrarnos a llamar a las cosas por su nombre y confiar en Dios que nos
ayudará a ser rectos y justos en la medida de nuestras posibilidades, mejor nos
iría en la vida.
Es una
meta que me propongo y propongo a todos los que me lean, vamos a tratar de ir
por el camino recto y dejarnos de buscar excusas para nuestros defectos.
Dejemos de fumar, da igual que lo hagamos con ganas o sin ellas.
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