Así se llamaba un artículo que leí
hace unos años. Desde entonces he reflexionado mucho sobre ese tema y hoy
invito a hacerlo a quien me lea.
Estamos en una época -aunque
pienso que ha pasado siempre porque el hombre ha nacido para ser feliz-, en que
se busca desenfrenadamente la felicidad; se busca en el tener de todo, lo que
hace falta y lo que no, en la droga, en la bebida..., en definitiva de mil
modos diferentes, sin embargo, el triste dato de que cada cuatro minutos hay un
suicidio en el mundo, me hace pensar que se busca la felicidad por caminos
equivocados.
La felicidad está dentro de cada
uno si se la sabe descubrir; está muy relacionada, prácticamente se identifica con
la Paz interior y la Paz interior se adquiere cuando se está a bien con Dios.
¿Quién no ha tenido en su vida un
"calentón" y como consecuencia no ha hecho o dicho algo de lo que más tarde se ha
arrepentido? Pienso que todos porque equivocarse es inherente a la naturaleza
humana, y equivocarse, hacer cosas mal es normal en las personas que somos
débiles, y constatar esta realidad no quita la paz, lo que la quita es el
empecinarnos, el no querer pedir perdón, el no querer rectificar.
Dice el dicho popular que
"rectificar es de sabios", los que verdaderamente saben que no lo
saben todo y que con facilidad nos equivocamos; por eso tenemos que aprender a
rectificar sabiendo que es un buen camino para la felicidad y la alegría.
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