EVITEMOS LAS EMOCIONES TOXICAS
Una persona
realmente inteligente limpia sin cesar su espíritu y mente. De hecho, tú, cada
día dedicas un momento al aseo corporal y material, ¿pero cuánto tiempo
consagras a limpiar tu mente y tu alma?
Una ley
espiritual asegura que el pensamiento determina nuestro comportamiento.
Tu alma y
mente están condicionadas por un sistema de emociones y creencias que te
conviene reprogramar. Según la ley de atracción, llamas a tu vida lo que crees
y piensas.
Si tus
creencias y emociones son negativas, a tu vida llegará lo oscuro, porque eso es
lo que atraes, pero si son de amor y satisfacción, tu mente, alma y vida se
llenarán de luz y paz.
Elige
limpiar tu alma de todo lo que la contamina.
La
desconfianza, el miedo, el rencor, la culpa, la infravaloración y el orgullo,
son basura.
En especial,
necesitas ser muy cuidadoso con estas siete emociones tóxicas:
ODIO
CULPA
MIEDO
RABIA
TRISTEZA
CELOS
ENVIDIA.
Busca por
todos los medios que lo exterior, por más horrible que parezca, no afecte tu
mundo interior. Eso es lo que logra el sabio y, por eso, permanece
imperturbable cuando todos se alteran.
Una gran
ayuda para estar armonizado y tener buenas emociones es regalarte pausas
refrescantes para relajarte, orar y meditar.
Puedes hacerlo
en silencio o con música serena; también, visualizando algo hermoso o enfocado
en tu respiración pausada.
Hay muchas
formas de meditar, y una de ellas es hacer muy bien lo que estás haciendo, sin
distracciones.
Vive lo que
haces cuando comes, caminas, lees o te bañas. Haz eso y nada más que eso. Hagas
lo que hagas, hazlo totalmente, inmerso en lo que vives y apartado de todo lo
demás
Entonces, no
es raro que, de pronto, te sientas como flotando, en un estado sereno de fluir
como el agua.
Parece raro,
pero pocas personas logran hacer algo con toda el alma, porque su mente anda
errática.
Mientras
comen o se bañan ella está en otro lugar, y necesitan aquietarse y controlar a
la ‘loca de la casa’.
Por eso dijo
un sabio: “cuando te sientes, siéntate; cuando
camines, camina; cuando ores, ora”.
Aprende a
respirar, huye del ruido y el acelere, y vive lo que haces en un estado de
meditación serena y sin temores.
Al violento
y el envidioso casi siempre un gran miedo los apresa, devora y desequilibra. Ese miedo, en
buena medida, nace de una gran inseguridad y serios vacíos emocionales.
El agresor
infunde temor, quiere mostrar una fuerza que no tiene, y atacando, camufla su
debilidad y fantasmas internos.
El miedo es
el motor de muchas reacciones dañinas: agresión, ira, engaño, envidia, celos.
¿Cómo
amansar el temor? Reconociéndolo, afrontándolo, amándose y buscando la paz
interior.
Cuando un
agresor recibe amor se desarma, ya que no hay antídoto más poderoso que el amor
puro.
Haz todo con
amor y verás como las tempestades se calman y los espíritus se desarman.
(Gonzalo
Gallo G. Escritor y Conferenciante)
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