El escapulario del Carmen es el
signo externo de devoción mariana, que consiste en la consagración a la
Santísima Virgen María por la inscripción en la Orden Carmelita, en la
esperanza de su protección maternal.
El distintivo externo de esta inscripción o consagración es el pequeño escapulario marrón.
El distintivo externo de esta inscripción o consagración es el pequeño escapulario marrón.
El escapulario del Carmen es un
sacramental, es decir, según el Concilio Vaticano II, "un signo sagrado
según el modelo de los sacramentos, por medio del cual se significan efectos,
sobre todo espirituales, que se obtienen por la intercesión de la
Iglesia". (S.C.60).
2.- Origen y propagación
2.- Origen y propagación
A finales del siglo XII o principio
del XIII nacía en el monte Carmelo, de Palestina, la Orden de los Carmelitas.
Pronto se vieron obligados a emigrar a Occidente. En Europa, tampoco fueron muy
bien recibidos por todos. Por ello el Superior General de la Orden, San Simón
Stock, suplicaba con insistencia la ayuda de la Santísima Virgen con esta
oración:
Flos Carmeli
Vitis Florigera Splendor coeli Virgo puerpera Singularis y singular Mater mitis Sed viri nescia Carmelitis Sto. Propitia Stella maris |
Flor del Carmelo
viña florida esplendor del Cielo Virgen fecunda ¡Oh madre tierna! intacta de hombre a los carmelitas proteja tu nombre (da privilegios) Estrella del mar. |
En 1251, la Bienaventurada Virgen
María, acompañada de una multitud de ángeles, se apareció a San Simón Stock,
General de los Carmelitas, con el escapulario de la Orden en sus manos, y le
dijo: "Tú y todos los Carmelitas tendréis el privilegio, que quien muera
con él no padecerá el fuego eterno"; es decir, quien muera con él, se
salvará.
Este relato lo encontramos ya en un
santoral de fines del siglo XIV, que sin duda lo toma de códices más antiguos.
En el mismo siglo XIII Guillermo de Sandwich O.C. menciona en su
"Crónica", la aparición de la Virgen a San Simón Stock prometiéndole
la ayuda del Papa.
La promesa del escapulario es de tal
trascendencia, que precisamente por ello suscitó fuerte oposición.
Al vestir el escapulario, y durante
toda la vida, es muy importante que sepamos apreciar su profundo y rico
significado, como pertenencia a una Orden, a la del Carmen, con obligación de
vivir según su rica espiritualidad y su propio carisma. Quien viste el
escapulario debe procurar tener siempre presente a la Santísima Virgen y tratar
de copiar sus virtudes, su vida y obrar como Ella, María, obró, según sus
palabras: "He aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra".
El escapulario del Carmen es un
MEMORIAL de todas las virtudes de María. Así lo recordaba a todos: religiosos,
terciarios, cofrades. "Que forman, por un especial vínculo de amor, una
misma familia de la Santísima Madre", el Papa Pío XII, el 11.2.1950.
Reconozcan en este memorial de la
Virgen un espejo de humildad y castidad.
- Vean, en
la forma sencilla de su hechura, un compendio de modestia y candor.
- Vean,
sobre todo, en esta librea que visten ida y noche, significada, con
simbolismo elocuente, la oración con la cual invocan el auxilio divino.
- Reconozcan,
por fin, en ella su consagración al Sacratismo Corazón de la Virgen
Inmaculada, s recientemente recomendada".
Cada escapulario tiene sus
privilegios o gracias particulares, pero todos pueden sustituirse por la
medalla-escapulario (cfr. Decreto de 16-XII-1910). Sería falta de fe en la
autoridad suprema del Vicario de Cristo que confiere a esta medalla tal
privilegio, creer que vale menos, para ganar las promesas, llevar la medalla
que los trozos de paño (aunque en determinados casos, por otras razones
externas de mayor visibilidad, etc., puede ser preferible el escapulario de
paño).
La medalla-escapulario debe tener
por una parte la imagen de Jesús con el Corazón, y por la otra una imagen de la
Virgen bajo cualquier advocación. Lo mismo que los escapularios ha de estar
bendecida por un sacerdote.
Es doctrina católica, repetida por
el Concilio Vaticano II: "El conjunto de los fieles, porque tiene la
unción del Espíritu Santo (cfr. 1 Jn. 2, 20-27) no puede equivocarse cuando
cree, y esta peculiar propiedad suya la manifiesta por el sentido sobrenatural
de fe de todo el pueblo cuando, desde los Obispos hasta los últimos fieles,
presta su consentimiento universal en lo referente a la fe y costumbres. Con
este sentido de fe... y bajo la guía del sagrado Magisterio... se adhiere
infaliblemente a ella, con certero juicio la penetra más profundamente y la
aplica más plenamente a la vida" (L.G. 12).
Esta precisa y espléndida
formulación conciliar no puede ser más explícita. Y es que la misma
prerrogativa de infalibilidad concedida por Jesús a su Vicario mediante la
asistencia del Espíritu Santo, tiene precisamente como finalidad que el
conjunto del Pueblo de Dios, su Iglesia y Cuerpo místico, no se equivoque, por
ejemplo, con una devoción aceptada por todos.
En consecuencia: Si la promesa del
Escapulario aplicada a todos los fieles (proceda de la visión de San Simón
Stock o de donde sea) no fuese verdadera, el Espíritu Santo no hubiera
permitido que la Iglesia, el conjunto del Pueblo de Dios, la tuviese por
cierta. Para muchos la prueba es irrefutable, ni para ello es necesaria una
definición del Magisterio Supremo. Aunque sí hubo controversias y fueron
dirimidas por la Santa Sede
5.- Privilegio
sabatino
El Escapulario del Carmen además de la promesa de salvación para quienes mueran con él, lleva también consigo el llamado privilegio sabatino.
El Escapulario del Carmen además de la promesa de salvación para quienes mueran con él, lleva también consigo el llamado privilegio sabatino.
Según la tradición, a la muerte de
Clemente V (1314), en el cónclave que duró dos años y tres meses, la Santísima
Virgen se apareció al Cardenal Jaime Duesa, muy devoto de ella, y le anunció
que sería Papa con el nombre de Juan XXII, y añadió: "Quiero que anuncies
a los Carmelitas y a sus Cofrades: los que lleven puesto el Escapulario,
guarden castidad conforme con su estado, y recen el oficio divino, - o los que
no sepan leer se abstengan de comer carne los miércoles y sábados -, si van al
purgatorio Yo haré que cuanto antes, especialmente el sábado siguiente a su
muerte sean trasladadas sus almas al cielo".
Se ha escrito mucho sobre la
"Bula sabatina", que en ese sentido publicó Juan XXII, pero no hay
suficientes pruebas documentales de ella. Sin embargo en el siglo XV es muy
citada, por ejemplo por el seudopapa Alejandro V (elegido por el Concilio de
Pisa, después de haber éste destituido a Gregorio XII y Benedicto XIII, para
acabar con el cisma; pero es claro que uno de ellos debía ser legítimo, y un
concilio no puede destituirle, sin embargo algunos, como San Roberto Belarmino,
consideran a Alejandro V Papa verdadero, y el próximo Alejandro se tituló VI);
aunque su bula de 7-07-1409 confirmando el Escapulario no tenga valor
magisterial, es interesante su testimonio de que conocía la de Juan XXII. Esta
también fue citada por Sixto IV (1-04-1477), Clemente VII (1530) y San Pío V
(1566) - quienes además citan y confirman la de Alejandro V -; etc.
En las citas de la "Bula
sabatina" por los diversos autores, se encuentran diversas lecturas de
ella (lo que prueba que no dependen de un solo documento inmediato). Por
ejemplo, algunos en vez de ser "sábado" cuando la Virgen socorre a
los cofrades del purgatorio leen "súbito" (cuanto antes), lo que
parece una errata de transcripción, aunque así ha pasado a la liturgia y a las
encíclicas de Pío XII.
El privilegio sabatino fue muy
impugnado, no histórica, sino teológicamente, llegando el Inquisidor General de
Portugal, en 1609, a prohibir a los Carmelitas el predicarlo. Estos apelaron al
Romano Pontífice, quien confió la causa al Santo Oficio, y por fin, en 1613 dio
un decreto renovado literalmente por Inocencio XI (1678), San Pío X (1908) y
Pío XI (1922). En él se estableció: se permite a los PP. Carmelitas predicar
que el pueblo cristiano puede creer... (sigue lo dicho antes).
Pío XII en su citada Carta Magna del
Escapulario del Carmen de 1950, enseña: "A la verdad, no dejará la
piadosísima Madre que sus hijos que expían sus culpas en el purgatorio, no
consigan cuanto antes la vida eterna por su intervención delante de Dios, en
conformidad con el privilegio sabatino".
En resumen: el privilegio sabatino
consiste en que la Santísima Virgen sacará del purgatorio cuanto antes,
especialmente el sábado después de su muerte, a quienes hayan muerto con el
Escapulario y durante su vida hayan guardado castidad según su estado y rezado
todos los días el oficio parvo. (Este se puede sustituir por la Liturgia de las
Horas o por la abstinencia de carne los miércoles y sábados, o un sacerdote con
facultad para ello, lo puede conmutar por otra obra piadosa, v.gr. el rezo
diario del Rosario). Si uno peca contra la castidad o deja un día de hacer la
obra prescrita, podrá recuperar el privilegio al confesarse y cumplir la
penitencia (de manera semejante a como se recuperan los méritos perdidos por el
pecado mortal, lo cual parece casi excesiva generosidad de Dios, pero es
doctrina católica).
La certeza de este privilegio más
que histórica, como decíamos del Escapulario, está fundada en la potestad de la
Iglesia que así lo propone y recomienda. Sería temerario y ofensivo para la
Iglesia, cuya Cabeza es Cristo y su alma vivificante el Espíritu Santo, creer
que comete una equivocación secular y universal en algo que pertenece a la
doctrina y vida cristiana.
En 1950 recordaba Pío XII:
"Ciertamente, la piadosa Madre no dejará de hacer que los hijos que expían
en el Purgatorio sus culpas, alcancen lo antes posible la patria celestial por
su intersección, según el llamado privilegio sabatino, que la tradición nos ha
trasmitido" con estas palabras:
"Yo, su Madre de Gracia, bajaré
el sábado después de su muerte y a cuantos - religiosos, terciarios y cofrades
- hallaré en el Purgatorio los liberaré y los llevaré al monte santo de vida
eterna".
Por su profundo simbolismo mariano,
por los grandes privilegios y por el gran amor y privilegiada asistencia, que
ha manifestado a través de los siglos la Santísima Virgen del Carmen a quienes
visten devotamente su escapulario, es lo que tan prodigiosamente se ha
extendido por doquier esta piadosa devoción de vestir su escapulario.
Sobre todo por su rico simbolismo:
ser hijo de María, ver en él todas las virtudes de María, ser símbolo de
nuestra consagración filial a la Madre Amable. Por Morir en gracia de Dios,
quien lo vista piadosamente.
- Por que
saldrá del Purgatorio cuanto antes quien muera devotamente con él.
- Por llegar
su protección a todos los momentos de la vida, a la muerte y aún más
alla". En la vida protejo; en la muerte ayudo, después de la muerte
salvo, con sus credenciales.
- Por los
innumerables prodigios que ha obrado.
- Por las
relaciones con sus apariciones mas recientes en Lourdes y Fátima.
Por las muchas indulgencias que
disfrutan quienes visten este escapulario.
He aquí las indulgencias plenarias y
parciales para los que visten el escapulario.
A).- Indulgencias plenarias.-
1. El día que se viste el
escapulario y el que es inscrito en la Tercera Orden o Cofradía.
2. En estas fiestas:
a) Virgen del Carmen (16 de Julio o
cuando se celebre);
b) San Simón Stock (16 de mayo);
c) San Elías Profeta (20 de Julio);
d) Santa Teresa de Jesús (15 de Octubre),
e) Santa Teresa del Niño Jesús (1 de octubre);
f) San Juan de la Cruz (14 de Diciembre);
g) Todos los Santos Carmelitas (14 de Noviembre).
b) San Simón Stock (16 de mayo);
c) San Elías Profeta (20 de Julio);
d) Santa Teresa de Jesús (15 de Octubre),
e) Santa Teresa del Niño Jesús (1 de octubre);
f) San Juan de la Cruz (14 de Diciembre);
g) Todos los Santos Carmelitas (14 de Noviembre).
B).- Indulgencias Plenaria el día
del Carmen.- El día del Carmen, 16 de Julio, o en la fecha que exactamente se
celebre, tiene concebida una indulgencia plenaria.
C).- Indulgencia parcial.- Se gana
indulgencia parcial por usar piadosamente el santo escapulario. Se puede ganar
no sólo por besarlo, sino por cualquier otro acto de afecto y devoción. Y sólo
al escapulario, sino también a la medalla-escapulario.
8.- Recomendación pontificia
Desde el siglo XVI -que es cuando se extiende por toda la cristiandad el uso del escapulario del Carmen- casi todos los Papas lo han vestido y propagado. El Papa Juan Pablo II, que es terciario carmelita, ha recordado en diversas ocasiones que viste con devoción, desde niño, el escapulario del Carmen.
La Iglesia, como reconocimiento y estímulo de las más importantes verdades y prá
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