Hoy, 4 de abril se cumplen 12 años del traslado del cuerpo de San Juan Pablo II desde la sala Clementina a la Basílica de San Pedro para que todos los files que quisieran pudieran venerarlo. Con este motivo traigo una frase suya.
“Pero toda fidelidad
debe pasar por la prueba más exigente: la de la duración. Por eso la cuarta
dimensión de la fidelidad es la constancia. Es fácil ser coherente por un día o
algunos días. Difícil e importante es ser coherente toda la vida. Es fácil ser
coherente en la hora de la exaltación, difícil serlo en la hora de la
tribulación. Y sólo puede llamarse fidelidad una coherencia que dura a lo largo
de toda la vida. El fiat de María en la Anunciación
encuentra su plenitud en el fiat silencioso que repite al pie
de la cruz. Ser fiel es no traicionar en las tinieblas lo que se aceptó en
público”.
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