Cuando
el relativismo moral se absolutiza en nombre de la tolerancia, los derechos
básicos se relativizan y se abre la puerta al totalitarismo. Benedicto XVI.
Se puede entender el relativismo por
oposición al objetivismo.
Para éste, la verdad tiene independencia de los
sujetos que se encargan de pensarla. Esto quiere decir que, de acuerdo al
objetivismo, hay hechos que tienen una existencia objetiva. Para el
relativismo, en cambio, la verdad siempre está relacionada al sujeto que la
piensa. No existen verdades o conocimientos objetivos ni que sean universales.
A partir de esta idea, el relativismo aparece en diferentes ámbitos de la ciencia
y del pensamiento.
Es importante conocer que dentro del
relativismo existen diversos tipos o clasificaciones, que se basan en los
pilares del mismo pero que lo encaminan o dirigen hacia un punto de vista más
concreto. Así, nos topamos con estos:
-Relativismo individual. Este se sustenta en el principio fundamental de que la
verdad es relativa y que depende de cada individuo. Precisamente por eso,
establece que existen tantas verdades como individuos.
-Relativismo de grupo. Como es de imaginar, esta otra vertiente se encarga de
determinar que la verdad es relativa porque depende de cada grupo. A su vez
cuenta con cuatro tipos diferentes: relativismo de grupo por civilización, por
clase social, por sexo y por edad. Estos vienen a establecer que la citada
verdad es relativa en base a que varía en función de cada civilización, clase
social, sexo o grupo de edad, respectivamente.
Se conoce como relativismo cultural
al estudio de una cultura a partir de los criterios
particulares de la misma. De esta manera, se evita condenar moralmente a
aquella cultura que resulta extraña respecto a la propia.
Conclusión: Para convivir necesitamos verdades
objetivas, que están fuera de nosotros, de otro modo empezamos con los
argumentos tan manidos de: “para mí esto
está bien…”, “mi verdad, tu verdad…”
Con estos argumentos no nos podemos quejar si un juez
con los mismos datos condena o no, si depende de su verdad, que a su vez depende
de su estado de ánimo, etc.
¡Cuidado nos estamos moviendo por arenas movedizas que
nos acabarán tragando!. Que razón lleva Benedicto XVI
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