Dios no es solo el
Creador, sino la razón última de todo. Por eso, el que no cree en Dios está
abocado a concluir que el mundo es dios o que es absurdo, o a no concluir nada.
Cuando no hay Dios, la
filosofía y la literatura solo pueden ser parábolas del vacío y metáforas del
absurdo.
El nuevo paganismo no
consigue encontrar un dios a su medida y así no levanta un palmo del suelo.
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