Esta fiesta se celebra el 25 de marzo, nueve meses antes del 25 de Diciembre, la Natividad del Señor; pero este año el 25 de marzo coincidió con el Viernes Santo, por eso la Iglesia la ha trasladado al 4 de Abril.
Esta gran
fiesta tomó su nombre de la buena nueva anunciada por el arcángel Gabriel a la
Santísima Virgen María, referente a la Encarnación del Hijo de Dios. Era el
propósito divino dar al mundo un Salvador, al pecador una víctima de
propiciación, al virtuoso un modelo, a esta doncella -que debía permanecer
virgen- un Hijo y al Hijo de Dios una nueva naturaleza humana capaz de sufrir
el dolor y la muerte, afín de que El pudiera satisfacer la justicia de Dios por
nuestras transgresiones.
El mundo no iba
a tener un Salvador hasta que Ella hubiese dado su consentimiento a la
propuesta del ángel. Lo dio y he aquí el poder y la eficacia de su Fíat. En ese
momento, el misterio de amor y misericordia prometido al género humano miles de
años atrás, predicho por tantos profetas, deseado por tantos santos, se realizó
sobre la tierra. En ese instante el alma de Jesucristo producida de la nada
empezó a gozar de Dios y a conocer todas las cosas, pasadas, presentes y
futuras; en ese momento Dios comenzó a tener un adorador infinito y el mundo un
mediador omnipotente y, para la realización de este gran misterio, solamente
María es acogida para cooperar con su libre consentimiento.
No hay comentarios:
Publicar un comentario