La
magia buena ni mala, ni negra ni blanca
El mundo actual promueve distintas formas de adivinaciones, horóscopos y tantas otras formas de jugar a ser Dios.
Autor: Oscar Schmidt | Fuente:www.reinadelcielo.org
Vivimos
en estos tiempos una sutil influencia de elementos mágicos, tanto en
nuestros niños como en nosotros mismos. Libros y películas nos
plantean una batalla entre el bien y el mal, donde los buenos
usan magias buenas y los malos usan magias malas. También vemos una
invasión de métodos que buscan el fortalecimiento del yo, como el
control mental, reiki, y tantas otras formas de poner al hombre en el
centro de un poder que sube hasta niveles que permiten o la sanación,
o la profecía, o la influencia sobre los demás. Y muchas veces esto
es realizado por gente que manifiesta creer en Dios y profesar una fe
cristiana activa. ¿Es esto correcto?. ¿Acaso no está clara la
respuesta?.
No
se puede servir a dos señores, o se está con Dios, o contra Dios.
Todo
poder que trasciende del nivel estrictamente humano, de aquello que
puede ser hecho o conocido por el hombre con los medios que Dios le
da, ingresa en el terreno de lo sobrenatural. Y el mundo sobrenatural
es una puerta abierta tanto a lo Celestial como a lo que pertenece al
reino de la oscuridad. Dios manifiesta Su Presencia sobrenatural o en
la vida de un santo, o a través de apariciones o manifestaciones
místicas: estos casos son reconocidos por la iglesia, y son muy
evidentes los buenos frutos que producen. Pero es Dios el que decide
otorgar la gracia, no es el hombre el que con su habilidad,
inteligencia o esfuerzo logra acceder al mundo sobrenatural. Cuando
algo viene de Dios, nunca es la persona la que tiene el mérito, sólo
es un instrumento del Señor.
De
este modo, todo intento de acceder al mundo sobrenatural a través de
los propios esfuerzos o progresos, no es más que un intento de
acceder a la oscuridad. Es que para llegar a Dios debemos negarnos a
nosotros mismos, vaciarnos, reconocer que somos nada. Si creemos que
tenemos poderes, o que tenemos un don que nos permite profetizar o
sanar, estamos simplemente atribuyéndonos a nosotros mismos poderes
que solo Dios posee, o que sólo Dios da. Y ya sabemos que tratar de
ser Dios, es imitar al maligno, también conocido como el mono de
Dios, Su imitador.
El
mundo actual promueve distintas formas de adivinaciones, horóscopos,
péndulos, rabdomancia, elevaciones mediante disciplinas de
meditación, y tantas otras formas de jugar a ser Dios. Y por
supuesto, no existen magias buenas o magias malas, la magia es mala y
punto. ¡No ofendamos a Dios!. El hombre debe humildemente confiar en
el Padre que nos cuida y provee todo aquello que nos hace bien, o que
necesitamos para purificar nuestra alma, para hacerla digna de llegar
a El.
Cuidemos
a nuestros niños y a nosotros mismos. Alejemos las malas enseñanzas
de nuestro entorno, no permitamos que nos acostumbren a vivir con
naturalidad en un medio que ofende a Dios.
¡Jesús
está vivo!. Reconozcamos en El a la única fuente de poder y amor, y
a Su amorosa Madre como Intercesora, con sus santos y sus ángeles
formando el ejército Celestial.
Lo
demás, simplemente no es de Dios, todo lo contrario: lo ofende
gravemente.
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