Resumía
Dale Carnegie que lo más importante para hablar en público es tener algo que
decir.
Decir
lo que todo el mundo sabe es aburrir. Pero hacer que caiga en la cuenta de lo
que sabe es sabiduría.
Con
solo exponer el asunto en ocho partes, está garantizado el aburrimiento
general.
Lo
que es excesivamente razonable es excesivamente aburrido.
Hay
quien cree que hablar en público es ametrallar con palabras.
La
única salida para el que actúa en público y no es guapo, es ser divertido.
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