SI… desde hace mucho tiempo
me divorcié de la amargura, de la tristeza, la envidia y del egoísmo, de los
rencores, de las malas caras, de pensar mal de los otros, de las
clasificaciones burdas y baratas de los seres humanos; me he divorciado de la
soledad, de la ignorancia espiritual, de la hipocresía, de la falta de
sensibilidad. Me he divorciado de la mediocridad, de la arrogancia y la
petulancia, de los atropellos, de pensar que soy mejor que los demás; me he
divorciado de todo lo negativo que pueda privarme de ser una persona feliz y
honesta, conmigo mismo. Me divorcié de la angustia y el estrés que produce buscar la aprobación de los
demás, impresionarlos con la forma de vestir, dónde vivo, por mi auto, los
sitios que frecuento, cómo decoro mi casa. No hago alharaca sobre cosas
pequeñas, ni grandes. Hago mis propias elecciones, siendo dueño de mi mismo,
sin dejarme gobernar por la vida social y el qué dirán.
Este divorcio me sirvió para
aceptarme como soy, con mi físico, y mi manera de ser. Acepto también las cosas
que me rodean, sin quejarme por ellas: el clima, el ruido, la gente ingrata,
quejumbrosa, chismosa… Procuro no frecuentarlos mucho, para que no me
desestabilicen. Todo forma parte del mundo natural y lo acepto como un niño que
ve todo y no se ofende. Me divorcié del sentimiento
de culpa y de toda la ansiedad que se produce cuando se usan los momentos
presentes, inmovilizándome, por hechos que sucedieron en el pasado. Reconozco
que he cometido errores y trataré de no volverlos a repetir.
Me divorcié de lamentarme por lo que pasó y tampoco hago
esfuerzos para hacer sentir a otros culpables. Así me deshice de mi pobre
imagen y descubrí que es mejor APRENDER del pasado, que QUEJARME de lo que ya
sucedió.
Así que estoy soltero de
esos malos sentimientos, casado con la felicidad a la cual prometo serle fiel
por el resto de mis días.
Es rico ser feliz y vivir
esperando el nuevo día con expectativas, de crear sueños para luego despertar y comenzar
a realizarlos, encontrar muchos amigos que están por estos rincones,
esperando que lleguemos y digamos algo bueno, soy feliz de poder relacionarme aún en la distancia. Saber que con mis palabras
pude hacer sentir bien a alguien, que puedo extender mi mano y ayudar sin hacer
tanta pompa, Simplemente soy feliz de estar vivo, y poder escribir esta nota.
Y saber que a través de la
red podré viajar sin necesidad de avión, de barco o tren, soy más
rápido en entregar mi afecto y no pago exceso de equipaje.
Soy feliz de abrir mi
correo y leer las historias de mis amigos, me siento feliz de que al enviarme
el mail se han acordado que existo y con ello me dan un saludo de amistad. Me llena de alegría poder
encontrar este hermoso sentimiento en cosas tan triviales, o banales para
algunos… y tan especiales para mí.
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