Recordar: LA
VIDA NO PERDONA LOS YERROS DE NADIE.
HAY QUE DEDICAR, UN MÍNIMO DE DIEZ MINUTOS DIARIOS, A LA
REFLEXIÓN PERSONAL. EN ESA SOLEDAD EDIFICANTE VIVIREMOS MOMENTOS DE PROFUNDA
INTROSPECCIÓN, DEFINIENDO NUESTRAS METAS, PRECISANDO NUESTRA RAZÓN DE EXISTIR,
RECONOCIENDO NUESTRA NECESIDAD DE SERVIR, AMAR Y TRASCENDER. ¿PARA QUÉ
QUIERO VIVIR?.
MERECE LA PENA LUCHAR PARA LOGRAR UN MAYOR AUTODOMINIO, PUES
ASÍ FRAGUAMOS NUESTRO TEMPERAMENTO QUE NOS AYUDARÁ A TRIUNFAR EN TODOS LOS
ASPECTOS DE LA VIDA.
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