Me contaron una
anécdota: La niña que habla con su madre y defiende la eutanasia, la mal
llamada muerte digna, (dado que a mi juicio, la muerte más digna es la que
decide Dios que es la plena Sabiduría), porque ella no quiere estar dependiendo
de cables y aparatos; su madre con todo el sentido común del mundo no dice
nada, se levanta y comienza a desenchufar todos los aparatos que en ese momento
tiene su hija, móviles, ipad, ordenador, MP3, ipod, etc… De esta forma gráfica
al 100% le hace ver cómo la niña está cayendo en su propia contradicción.
Acabo de venir de la
calle y al pasar por delante de un colegio, los alumnos en el recreo no
hablaban entre ellos, miraban el móvil, exactamente igual que en la viñeta que
está en este blog hace unos días.
Y es que por desgracia presumimos
de libertad y estamos atados a formas de comportarse, vestir y actuar absolutamente
gregarias, ¿Dónde va Vicente?... donde va la gente, pero eso sí con el
agravante de presumir de lo que no tenemos, personalidad y todavía menos
libertad, con lo cual los errores de uno se extienden rápidamente porque no hay
quien plante cara a la estupidez.
Ya sé que más de uno me
dirá que esta reflexión es amarga y pesimista, en cuanto dices algo en contra
de la corriente dominante ya se sabe a lo que te expones, pero tengo que decir
que me sale por una friolera, pienso que hoy más que nunca hay que procurar ser
fiel a las propias convicciones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario