Hemos logrado ir y
volver de la luna, pero se nos dificulta cruzar la calle para conocer a un
nuevo vecino.
Conquistamos el
espacio exterior, pero no el interior.
Hemos hecho grandes
cosas, pero no por ello mejores.
Hemos contaminado
nuestro aire al igual que nuestra alma.
Escribimos más pero
aprendemos menos.
Planeamos mucho pero
logramos menos.
Hemos aprendido a
apresurarnos, pero no a esperar.
Producimos
computadoras que pueden procesar mayor información y difundirla, pero nos
comunicamos cada vez menos y menos.
Estos son tiempos de
comidas rápidas y digestión lenta, de hombres de gran talla y cortedad de
carácter, de enormes ganancias económicas y relaciones humanas superficiales.
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