Me hacía caer en
la cuenta una amiga mía que la mayoría de los personajillos que se lucran de
las tarjetas “franciscas u o pacas” suelen ser personas que con un buen puñado
de años encima dejan a sus respectivas mujeres y se enamoran perdidamente de la
jovenzuela de turno y ésta la sensación que dan es que se enamoran de la “cartera”
del susodicho porque a partir de ese momento, el personajillo se ve obligado a
sacar dinero de cualquier sitio, el contigo “pan y cebolla” se quedó para la
primera…, la segunda y posteriores necesita un buen remanente para alimentar su
“loco amor”…
Lleva razón mi amiga, estos personajillos que en su día quisieron
aparecer como personajes y quizá lo consiguieron, demuestran así su nula moral
y valía y también lo fácil que resulta engañar a los que se creen inteligentes.
Podríamos reflexionar un poco sobre estos tristes
acontecimientos desde el punto de vista de lo necesaria y aconsejable que es la
estabilidad matrimonial, no sólo ya por el bien de los que se casan y de los hijos
sino de toda la sociedad que nos veríamos un poco más libres de estos ejemplos
tan poco “ejemplares” (valga la redundancia) y que por desgracia siempre hay “listillos”
dispuestos a seguir la estela y aspirar a enriquecerse en poco tiempo a costa
de los demás.
Acabo este breve reflexión recordando que hasta para evitar
estas situaciones tan ridículas del vejestorix con la de veinte o treinta años
menos, viene bien esforzarse a diario por cultivar la virtud de la fidelidad.
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