Fui a la Clínica
de la Vida a hacerme una revisión de rutina y constaté que estaba enferma.
Al medirme la
temperatura, el termómetro registró 40º de ansiedad.
Cuando la Vida me
tomó la presión, vio que estaba baja de comprensión.
Pasé a ortopedia,ya que no podía caminar al
lado de mi hijo y tampoco podía dar un abrazo fraternal porque me había
endurecido.
También me
encontró miopía, porque no podía ver más allá de las cosas negativas de mi
prójimo.
Cuando me quejé de sordera,me diagnosticó que había dejado
de escuchar a los que están a mi lado todo el día.
Por todo esto he
prometido que tomaré los medicamentos
naturales que me recetó:
Al levantarme,
beber un vaso de agradecimiento
Al llegar al
trabajo, tomar una cucharada de paz
Cada hora ingerir un comprimido de paciencia y una
tacita de humanidad.
Al llegar a casa inyectarme una dosis de comprensión
Y antes de
acostarme, tomar dos cápsulas de conciencia tranquila
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