Se debate en estos momentos en Francia la que se da en
llamar, en uno de esos “divertidos” juegos de palabras que tanto gustan al
autodenominado progresismo europeo, la “Ley de igualdad hombre-mujer”, en la
que lo mismo cabe un roto que un descosío, con el único objeto de introducir a
machamartillo y de la manera que sea, tantos conceptos como sea posible de la
nueva ideología adoptada, ante el total fracaso de sus postulados marxistas y
postmarxistas, por la izquierda europea: la ideología de género.
Entre los preceptos que se pretenden introducir en la legislación francesa, me
ha llamado poderosamente el que constituiría un nuevo delito denominado
“obstaculizar el derecho al aborto”
Según leo en el diario Le Figaro, el delito se definiría como el
hecho “de impedir o intentar impedir una interrupción del embarazo”, “sea
perturbando en la manera que sea el acceso a los establecimientos que efectúan la interrupción voluntaria del embarazo ”, sea “ejerciendo
presiones morales o psicológicas, amenazas o cualquier otro tipo de
intimidación” [sutil manera de equiparar un simple argumento disuasorio con
una agresión] ora sobre el personal médico, ora sobre las mujeres embarazadas,
ora sobre su entorno. El texto también propone extender el delito al hecho de
impedir a las mujeres “informarse sobre la interrupción voluntaria del
embarazo”.
Un derecho cuya conculcación viene acompañada, naturalmente, de su
correspondiente pena: prisión por dos años. Y lo más interesante de todo, el
último gran descubrimiento del progresismo mundial: una suculenta multita para
engrosar las arcas del estado y poder seguir subvencionando la legión de
borregos, chupópteros y paniaguados que acostumbra a acompañar a todo gobierno
“progresista” que se precie, faltaría más. En este caso, la escalofriante
cifra de 30.000 euros. ¡¡¡30.000 euros por intentar disuadir a una
muchacha de que se destruya a sí misma, y ni que decir tiene, al ser que
mantiene en su seno!!!
Para que luego vayan diciendo algunos por ahí que lo mismo da una ley de aborto
que otra. Estar contra el aborto en todos los casos no debería embotarle la
mente a nadie tanto como para hacerle incapaz de distinguir que, a cuenta del
aborto, y por más que la aberración se dé siempre, unas aberraciones pueden
ser, si cabe y permítanme la redundancia, más aberrantes que otras.
Aquí tienen Vds. una, sólo una, -por otro lado y aceptada la premisa perversa
de la que se parte, perfectamente lógica- de las muchas aberraciones que ha de
traer convertir el aborto en algo más que un supuesto despenalizado para
convertirlo en un derecho fundamental del ser humano.
Comentario
Hay que decir las cosas claras y no andarse con componendas. L a verdad siempre debe triunfar.
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