No
me olvides que a veces hace falta tener al lado caras sonrientes.
Que nadie lea tristeza ni dolor en tu cara, cuando difundes por
el ambiente del mundo el aroma de tu sacrificio: los hijos de Dios han de ser
siempre sembradores de paz y de alegría.
Propósito sincero: hacer amable y fácil el camino a los demás,
que bastantes amarguras trae consigo la vida.
Si cortas de raíz cualquier asomo de envidia, y si te gozas
sinceramente con los éxitos de los demás, no perderás la alegría.
La verdadera virtud no es triste y antipática, sino amablemente
alegre.
(S. Josemaría Escrivá)
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