“Entiendo que haya personas con
una opinión diferente sobre este asunto. Pero no porque tengas una opinión
diferente signifique que tengas razón”.
El hombre que dejó su testimonio
en facebook no se anda por las ramas: “Esto
no va de derechos de la mujer, esto va de asesinato. Lo he vivido a través del
aborto”. Muchas mujeres abortan inducidas e incluso coaccionadas por el
padre del niño, ante la indiferencia de feministas y abortistas. Pero también
muchos padres asisten impotentes ante el aborto de los hijos que querrían
tener. La ley no les pide su opinión.
Y el caso que nos ocupa es uno de
los más estremecedores: “Perdí dos
gemelos en aras de la mujer que quería abortar. No tuve nada que decir.
Sentí a mis hijos en el momento que murieron. Fueron asesinados. La que
entonces era mi novia lloró durante meses. Ella también los sintió morir. No se dio cuenta que había asesinado dos
niños hasta que estaba hecho. Su dolor fue horrendo. Se convirtió en suicida”.
La mujer había acudido a Planned Parenthood
porque era demasiado joven y no estaba preparada para tener hijos. ¡Tenía 24 años!. No había planificado
ser madre. “Es irónico” dice el hombre, “que una mujer que no había planificado
ser madre acuda a un lugar llamado Paternidad Planificada para que sus hijos sean
troceados dentro de su seno y aspirados luego a cachos. A mí eso no me parece
“planificar”.
Le reprocha con acritud a su
novia que no estuviera ciega a cualquier otra posibilidad. Cuando acudió al
abortorio, había personas fuera ofreciendo alternativas, mostrando los
resultados de un aborto. Era una “mujer moderna”. Su vida era de ella y de
nadie más. Estaba de poco más de 20 semanas y la ecografía demostró que eran
gemelos.
La noche anterior hablaron de
alternativas. Yo lloré, ella lloró. Era una cristiana tibia… puse mi mano sobre
la suya y después sobre su vientre, recé y dije: “Dios mío danos luz en esta hora negra y confusa. Indícanos la
dirección que solo Tú conoces como la correcta…”
Y justo entonces sentimos una patadita y luego otra y otra más…
Charlaron hasta la madrugada
sobre planes de futuro. No estoy preparada para ser madre. Decía ella. Nadie lo
está decía él. Estoy asustada. Como cualquier madre, respondía yo…
A la mañana siguiente el se
levantó pensando que la cosa estaba arreglada pero su novia le pidió que le
acercara al abortorio o se iría en taxi, pensó que quizás por el camino podría
convencerla. No fue así. Cuando la dejó y se marchó a su trabajo iba
desesperado: que tenían que ver los
derechos de la mujer con un asesinato?; en un momento dado “sintió” que habían
matado a sus hijos, ella también sintió lo mismo, pero ya no había remedio. Dí
la vuelta y pude verla un momento, lloraba desconsolada y se lamentaba sobre lo
que había hecho y el no haber escuchado a quien le decía que no abortase.
A partir de ahí empezó para ella
un calvario, tuvo que ser asistida por psicólogos y psiquiatras y tomar
antidepresivos. “Arruinó su vida”. Y
yo digo: “Cuando tus derechos arruinan
tu vida… es que algo hay mal en esa ley”.
El testimonio completo en inglés
está en faceebok.
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