Pienso que todos en mayor o menor
medida hemos hecho una afirmación parecida a esta: “Todo es relativo”. En este artículo pretendo demostrar lo que es el
relativismo y el peligro que encierra semejante afirmación. Para empezar diré
que no, que no todo es relativo; hay cosas que sí lo son, da igual ser del
Barcelona que del Real Madrid en cuanto a equipos de fútbol se refiere. Sin embargo
hay otros aspectos que no son relativos, por ejemplo, yo no puedo afirmar que
un árbol es una mesa, si lo hago, estoy mintiendo porque la realidad existe,
todo lo creado por Dios y lo hecho por el hombre tiene una entidad propia. El hombre
debe ver correctamente la realidad, es decir las cosas son como son, no como a
mí me convienen que sean.
El relativismo abre una puerta
muy peligrosa, la del “todo vale”; si admitimos que todo vale entonces no nos
podemos quejar de nadie ni de nada. La corrupción de los políticos que tanto
nos molesta, valdría igual que la honradez, y así podría poner multitud de
ejemplos. En definitiva el relativismo hace completamente imposible una
conducta ética, moral, puesto que “todo vale”.
Las personas para poder convivir
en paz necesitamos un criterio único sobre los temas importantes,
transcendentales. ¿Se imaginan lo que pasaría si cada uno por carretera
circulara por donde le diera la gana? Si la conducta ética no estuviera sujeta
a nada, fuera algo completamente subjetiva, valdrían todos los comportamientos
igual. ¿Estamos seguros que eso facilitaría la convivencia?.
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