El Misterio de la Santísima Trinidad
n en Dios hay una sola esencia y tres personas distintas: Padre, Hijo y Espíritu Santo, cada una de las cuales es Dios, sin ser tres dioses sino un solo y único Dios.
n La creación, la redención y la santificación se atribuyen, respectivamente, al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo. Pero las tres acciones son acciones de Dios.
n Desde el día de nuestro bautismo, si no rechazamos a Dios por el pecado mortal, está en nuestra alma Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo.
n Tenemos a Dios dentro de nosotros para santificarnos, para ayudarnos, para estar con nosotros, porque nos ama.
n ¿Cuál
es el misterio central de la fe y de la vida cristiana?
n El
misterio central de la fe y de la vida cristiana es el misterio de la Santísima
Trinidad. Los cristianos son bautizados en el nombre del Padre y del Hijo y del
Espíritu Santo.
n El secreto divino más importante
de la fe que Jesucristo nos reveló: misterio de la Santísima Trinidad.
n Dios es uno en esencia y trino
en personas: es la revelación de su vida íntima.
n Hemos de procurar conocerlo y
¡vivirlo!
n El Credo o Símbolo es la explicación
del misterio trinitario.
n Los
misterios no se comprenden, pero al conocerlos la fe se vuelve firme y
operativa.
n Misterio de la Santísima
Trinidad :n en Dios hay una sola esencia y tres personas distintas: Padre, Hijo y Espíritu Santo, cada una de las cuales es Dios, sin ser tres dioses sino un solo y único Dios.
n La
Trinidad es algo parecido al sol:
n el sol está en el cielo y
produce luz y calor; la luz y el calor no son distintos del sol.n La creación, la redención y la santificación se atribuyen, respectivamente, al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo. Pero las tres acciones son acciones de Dios.
n De ahí que, cuando agradecemos a
Dios todo lo que ha hecho con nosotros, tenemos que dar gracias a Dios Padre, a
Dios Hijo y a Dios Espíritu Santo.
n El hombre que vive en gracia es
templo vivo de la Trinidad Beatísima (cfr. Juan 14,23).n Desde el día de nuestro bautismo, si no rechazamos a Dios por el pecado mortal, está en nuestra alma Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo.
n Tenemos a Dios dentro de nosotros para santificarnos, para ayudarnos, para estar con nosotros, porque nos ama.
n El gran premio del cielo
consiste en ver a Dios, contemplar, alabar, amar y gozar por toda la eternidad
a la Trinidad Beatísima:
n Toda la grandeza, toda la
hermosura, toda la bondad de Dios se vuelca sobre esta pobre criatura que somos
cada uno de nosotros.
n En el cielo el alma tendrá la
posibilidad de ver lo que Moisés quiso ver en la tierra: la majestad de Dios.
n Dios nos ama de una manera
increíble. Hemos de corresponder a tanto amor, y la vida cristiana tiene que
ser una continua alabanza a la Trinidad.
n Profesamos la fe en la Santísima
Trinidad
n cuando nos signamos y
persignamos, diciendo "en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu
Santo";
n al rezar el "Gloria al
Padre y al Hijo y al Espíritu Santo" ;
n cuando rezamos el Gloria
o el Credo en la Santa Misa, y al final de la Plegaria eucarística
n Aprender el Credo y recitarlo
con devoción.
n Considerar que la Santísima
Trinidad -Dios mismo- está en el alma en gracia, y que vivir en gracia es lo
único verdaderamente importante.
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