He leído en una agencia de noticias, un
artículo que me ha parecido muy interesante, versa sobre el estudio que ha
realizado Anee-Marie Aubert sobre la cohabitación.
La autora ha reunido resultados de cientos de
investigaciones sobre los efectos sociales, emocionales y financieros de la
cohabitación y el matrimonio. Se ha Hecho en Canadá y Estados Unidos.
El estudio muestra que la cohabitación
previa al matrimonio provoca índices de divorcio mas altos. Según la Encuesta Social General
Canadiense, en el grupo de edad entre 20 y 30 años, el 63% de las mujeres cuya
primera relación había sido de cohabitación se había separado, mientras que la
proporción de separaciones entre las que se habían casado sin convivir
previamente, la proporción fue de un 33%, exactamente un 30% menos.
Entre las causas, señala Aubert que se
escoge la cohabitación porque no requiere fidelidad sexual. Los datos indican
que la experiencia de una cohabitación de menor o nulo compromiso conforma el
comportamiento marital posterior y que a menor compromiso, inseguridad e
incluso separación de bienes y falta de fidelidad, los índices de ruptura son
mayores. Hay más datos por ejemplo que
las parejas que han cohabitado antes de casarse, tienen un comportamiento menos
positivo a la hora de resolver los problemas que se puedan presentar, se apoyan
menos el uno al otro.
Otra característica de la cohabitación es
su naturaleza inestable. Más de la mitad de las uniones de hecho se disuelven
en los primeros cinco años.
Aubert comenta que tiene efectos en los
niños. Para los hijos, la cohabitación significa un mayor riesgo de vivir en
una estructura familiar inestable porque su madre cohabita con un hombre que no
es su padre. Está comprobado que estos niños tienen unos resultados escolares
inferiores además de problemas en su comportamiento.
Otros problemas afectan a la capacidad de
la madre para dar una atención adecuada a sus hijos, ya que su pareja no suele
estar vinculada a los niños. Los abusos físicos son también mas frecuentes; los
niños corren mas riesgo de ser maltratados por el novio de su madre que en las
familias biológicas. Las niñas, por su parte, corren mas riesgo de abusos
sexuales.
Aubert muestra que el matrimonio tiene
muchos beneficios tanto para los esposos como para los hijos. Sorprende que los
legisladores y los políticos que teóricamente deben velar por el bien común, no
tengan en cuenta estas consideraciones que están avaladas por estudios
sociológicos serios.
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