Hace
unos días me ha contado una amiga periodista que entonces trabajaba en radio la
anécdota que hoy expongo a la consideración de mis lectores:
Estando
un día en su trabajo, el director de la emisora recibió una llamada de su
inmediato superior pidiéndole que se acercaran a un pueblo distante unos 50 Km
de donde estaban porque, supuestamente se estaban produciendo unos fenómenos
paranormales y quería hacer un programa de radio sobre esa cuestión de unos 3
minutos de duración. El director que no veía muy claro proceder al desplazamiento y toda la parafernalia que semejante programa reportaba, decidió que el programa se grabaría sin salir de la emisora, convocó a todos los que en ese momento trabajaban y a cada uno le fue asignando su papel, una persona se encargaba de hacer los supuestos ruidos, otros entrevistaban a sus compañeros como a personas del pueblo, etc. y, de esta forma el programa de los supuestos fenómenos paranormales salió a antena.
Cuento
la anécdota porque a veces en la vida diaria me encuentro a personas que
fundamentan su opinión en la famosa frase: “lo ha dicho la TV o lo ha dicho la
radio…” como si a continuación de semejante frase se pudiera añadir: “palabra
de Dios”. Y curiosamente esas personas que creen a pié juntillas lo que ha dicho
la TV o la radio ponen en tela de juicio lo que ha dicho Dios, bien a través de la Biblia o a través de las
legítimas autoridades de la iglesia. ¿No es sorprendente?
Muy buena la conclusión. Muchas perdonas tendríamos que reflexionar sobre esto. Gracias
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