Cuentan el chiste de un señor
que va a un bar y pide un vaso de vino, cuando lo tiene delante, se tapa la
nariz y se lo bebe. Repite la operación varias veces; el camarero intrigado le
pregunta el por qué y el cliente contesta: porque me ha dicho el médico que el
vino, ni olerlo.
¿Reaccionaremos?...
Dice el dicho popular que el
peor sordo es el que no quiere oír. Abunda esta especie en nuestra sociedad.
Estamos viendo el horror de niños descuartizados en nombre de un supuesto
derecho de la mujer, como si existiera algún derecho que nos diera vía libre
para cometer asesinatos, crímenes, que eso es el aborto.
Estamos viendo que el único
contrato que se puede saltar a la torera es el del matrimonio, cualquier otro,
inquilinato, trabajo, etc. tienen letra pequeña y grande que a veces hace imposible su rescisión, y
entendemos que toda persona tiene que estar protegida de posibles abusos; sin
embargo el matrimonio no, ese se puede
romper fácilmente.
Hace poco en un programa de
TV se quejaba un separado de lo dura que es una separación y de sus funestas
consecuencias y daba un dato sobrecogedor, el suicidio abunda entre las
personas separadas. Presentar el divorcio como una panacea y solución de casi
todos los males y dar todo tipo de facilidades para realizarlo cuanto antes, no
deja de ser chusco, irresponsable y absurdo.
Jugar con las personas,
engañarlas, no decirles las consecuencias que pueden tener sus actos para ellas
mismas y para los que le rodean, no es de recibo en una sociedad democrática.
El problema es que se nos
engaña con una cierta facilidad y nosotros, algunos al menos, prefieren dejarse
a engañar antes que esforzarse en descubrir la verdad.
Tenemos por desgracia una
sociedad adormecida, que no quiere enterarse de lo que pasa, que hace como el
borracho, taparse la nariz.
Aqui, es inevitable hablar del genocidio feminazi contra el varon. De la imposibilidad de convivir o crear una familia con femifurcias y de la evolución de los sexos hacia un distanciamiento definitivo, debido a la amenaza que supone el zorrismo imperante para cualquier varon honrado. Lo de los chulos, no ha cambiado, sigue siendo lo mismo de siempre. Solo hemos añadido ese nivel de inmundicia al sexo femenino, salvo honrosas excepciones, lo cual hace las familias una ilusión de otros tiempos. Yo siempre digo que hay dos cosas que no puede hacer el hombre español a riesgo de ser perseguido y masacrado por las leyes: Casarse y contratar. Por eso las familias y las empresas españolas estan en quiebra, y con ellas nuestra sociedad fracasada.
ResponderEliminarHace tiempo oí a una persona decir que había mucho interés en corromper a la mujer porque corrompida la mujer, corrompido el marido y corrompida la familia, por desgracia esto se ha llevado en parte a cabo. Digo en parte porque yo que creo firmemente en Dios, sé que por encima de todo y todos está É y estoy segura que ganaremos la partida en su momento. Hay que aprender a esperar que no es poca ciencia.
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