Vivimos en una
sociedad en la que con frecuencia se confunden los conceptos de verdad y opinión,
quizás porque no distinguimos que estos conceptos están en distintos planos: la
verdad en el objetivo y la opinión en el subjetivo.
Todos tenemos
derecho a tener opiniones, ¡faltaría más!, pero que nuestras opiniones se
ajusten a la verdad es otro cantar, intentaré explicarme.
Se oye con
bastante frecuencia la siguiente expresión: "esta es mi verdad...",
como si hubiera tantas verdades como opiniones.
Quizás venga
bien recordar que la verdad es la adecuación de nuestro pensamiento con la
realidad de las cosas, si yo me siento en un taburete y utilizo una silla a
modo de mesa para escribir, nunca podré decir que la silla es una mesa, aunque
yo la esté utilizando como tal. También lo podemos aplicar a otras realidades incorpóreas,
el amor es amor y no odio, etc. Lo que pasa actualmente es que existen unos
cuantos “¿ideólogos?” del tres al cuarto que pretenden inventar nuevos
significados para las palabras, las aplican mal con el fin de crear confusión
(me remito al artículo de ideología de género publicado en este blog el pasado
día 1) y algunos los siguen sin saber dónde van a parar por ese camino.
El confundir el
significado de las palabras hace mucho tiempo que está inventado: cuando Ulises
atacó al gigante Polifemo, éste le preguntó a Ulises cual era su nombre, le
contestó que se llamaba “Nadie”; cuando en la lucha Ulises le dejó ciego de su
único ojo y los suyos fueron a auxiliarle preguntándole qué le pasaba, el
gigante contestó: “Nadie me ataca”. Con lo cual los que podían auxiliarle se
marcharon convencidos de que a Polifemo nadie le atacaba, la realidad era bien
distinta.
Ninguna persona está en
posesión absolutamente y siempre de la verdad, la poseeremos en la medida que
como decía el obispo Ambrosio, cada uno se deje poseer por la Verdad que está
fuera de nosotros. Pero para que la Verdad nos pueda poseer es necesario
cultivar personalmente actitudes que faciliten esa posesión.
Y empleo intencionadamente
la palabra cultivar porque todos sabemos que la tierra no da frutos buenos de
un día para otro; el cultivo exige cuidados y paciencia, saber esperar poniendo
los medios, arrancar las malas hierbas, quitar las piedras, arar, sembrar, echar abono,
etc. Algo similar tenemos que hacer para ir adquiriendo esas actitudes que nos
faciliten ser poseídos por la Verdad: desechar la actitud autosuficiente del
que se cree que lo sabe todo; dejarse aconsejar, leer libros que nos aporten,
preguntar, pensar, etc. El pensar que se sabe mucho y no aprender de los demás
es el camino seguro para llegar a la cretinez en grado absoluto.
Invito a todo
el que me lea a emprender el sabio camino de descubrir la Verdad y dejarse
poseer de ella.
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