"Cuentan que un granjero tenía un caballo y un día el caballo saltó la cerca y se fué. Sus vecinos vinieron a solidarizarse con él, pero quedaron extrañados de la reacción del granjero que no veía una desgracia quedarse sin caballo.
Al poco tiempo volvió el caballo y traía con él una estupenda yegua. Los vecinos vinieron en esta ocasión a darle la enhorabuena pero igualmente volvieron a quedar sorprendidos cuando el granjero no lo consideró motivo de alegría. Pensaron que el viejo granjero desvariaba.
Más adelante estando su hijo montando en la yegua, se cayó, se rompió una pierna y tuvo que permanecer inmovilizado. Sus vecinos vinieron a solidarizarse en su desgracia, pero de nuevo quedan desconcertados cuando el granjero les dice que no tiene tan claro que eso sea una desgracia.
Al poco tiempo estalla una guerra y todos los jóvenes del pueblo fueron militarizados escepto el hijo del granjero que continuaba inmovilizado con la pierna rota. En la guerra murieron todos los jóvenes del pueblo excepto el hijo del granjero".
Al poco tiempo volvió el caballo y traía con él una estupenda yegua. Los vecinos vinieron en esta ocasión a darle la enhorabuena pero igualmente volvieron a quedar sorprendidos cuando el granjero no lo consideró motivo de alegría. Pensaron que el viejo granjero desvariaba.
Más adelante estando su hijo montando en la yegua, se cayó, se rompió una pierna y tuvo que permanecer inmovilizado. Sus vecinos vinieron a solidarizarse en su desgracia, pero de nuevo quedan desconcertados cuando el granjero les dice que no tiene tan claro que eso sea una desgracia.
Al poco tiempo estalla una guerra y todos los jóvenes del pueblo fueron militarizados escepto el hijo del granjero que continuaba inmovilizado con la pierna rota. En la guerra murieron todos los jóvenes del pueblo excepto el hijo del granjero".
Hasta aquí el cuentecillo que me sirve de preámbulo para el artículo de hoy.
Hace días leí una entrevista
a Pablo D`Ors, descendiente de filósofos y literatos. Cuando le preguntaron
cual era la clave de la felicidad
contestó que a su juicio era “saber estar atentos”. Me sorprendió la respuesta,
pero después de pensarlo, admito que sí puede ser una de las claves de la felicidad. Voy a
tratar de explicarme.
Vivimos en una sociedad en el que la velocidad hace que se nos escapen las mejores; nos
impide ver los aspectos buenos de la vida, de las cosas que nos pasan; a veces
simplificamos demasiado todo y lo juzgamos con una visión un poco corta:
llamamos buenas a una serie de cosas que
pasado el tiempo nos damos cuenta que no lo son tanto, o que al menos
para nosotros no fueron tan buenas como pensábamos entonces. Otras por el
contrario que, las veíamos horribles, pasado también un tiempo prudencial, nos
hacemos conscientes que aquellos acontecimientos nos han ayudado mucho en la
vida, quizás incluso nos han hecho mejorar como personas porque quizás nos han
obligado a sacar algo bueno nuestro.
Es importante saber estar atentos a las cosas que nos suceden
para descubrir lo positivo que encierran y aprovecharlo. ¡Corremos tanto!.., da
risa ver la velocidad que llevan los que viajan y cuyo destino no es otro que
descansar, pero corren tanto para llegar a su destino que pienso que cuando
llegan llevan mas dosis de tensión que cuando salieron del lugar de
origen. Corren para llegar pronto, quizás lleguen con algún punto menos y
alguna multa mas, y mientras no han disfrutado de un viaje placentero,
tranquilo. Lo mejor es enemigo de lo bueno, dice el refrán.
Es cierto que la felicidad completa no existe en esta vida,
quien aspire a ella irá de desilusión en desilusión, pero sí es posible
participar de ella en la medida que tenemos una actitud reflexiva que nos
permita aprender de todo para en su caso,
rectificar. Echar la culpa a los demás de lo que nos pasa, no sólo es
infantil, sino que también resulta inútil. Estar atentos para descubrir todas
las posibilidades que encierra esta vida y para los que tenemos la inmensa
suerte de creer en Dios, las que encierra la venidera.
Muchas gracias. Estaremos atentos. Un abrazo
ResponderEliminarBuenisssimoooo!Cuanto encierra ese:Saber estar atentos..Vamos por la vida con el corazón y la cabeza "distraidos" y perdemos muchas oportunidades..Mil gracias por "espabilarnos".Un Saludo
ResponderEliminarBastante bueno, porque es la pura realidad...
ResponderEliminarPues ya desde pequeños se nos trabaja la atención en el aula, pero que poco nos queda.
Así nos va. Muchas gracias.